El monasterio de “Santa María de Zeques” aparece incluido en el falso testamento del rey Fruela II (año 912) (Fernández Conde, 1971). Si esta falsificación data de 1101-1130, es que el monasterio ya existía en dicha fecha. En 1385, figura en la estadística diocesana del obispo D. Gutierre como parroquia de Santa María, perteneciente al arciprestazgo de Ibias, incluido en el arcedianato de Tineo.
Esta iglesia dedicada a la Virgen de la Asunción se vio favorecida por las donaciones de los señores del palacio de Ron.
Fue Alonso de Ron quien sufragó la remodelación del presbiterio de la iglesia de Cecos en 1681, para que acogiera dignamente las sepulturas familiares. Antonio de Ron Bernaldo de Quirós donó una arqueta de carey, junto con otras alhajas. Su hermano Francisco regaló la custodia. Ornamentos, vasos sagrados y objetos de culto procedían también de esta familia que, a cambio de estas donaciones, disfrutaba de preeminencia en la capilla mayor de la que eran patronos y en la que están sepultados algunos de sus miembros.
En la fachada de la iglesia se encuentra un arco de medio punto, un vano con derrame, la espadaña y un relieve popular de la Virgen del Carmen. La nave está cubierta a dos aguas sustentada por armadura de parhilera. Al presbiterio, cubierto por bóveda de arista, se accede por arco de triunfo doble. En cada uno de los muros laterales se abren sepulcros pareados, bajo arcosolios con inscripción del año 1683 en una de las enjutas. En el interior del presbiterio se conservan varias inscripciones.
De los cinco retablos que tuvo la iglesia, solo se conservan dos, que están situados en la nave. En el lado del evangelio encontramos la Virgen del Rosario, de estilo manierista. En el de la epístola está la Virgen del Carmen de mediados del siglo XVIII, atribuido al taller de José Bernardo de Meana, autor de los retablos de la girola de la catedral ovetense.
En el presbiterio se encuentra un sagrario expositor del primer cuarto del siglo XVIII, que alberga una pequeña imagen del Niño Jesús y bajo ella el cordero con la cara dirigida hacia la representación de un Crucificado; procede de uno de los retablos desaparecidos.
Distribuidas por los sepulcros y los arcos del presbiterio se conservan varias imágenes sueltas, entre ellas, un San Juan de Calvario gótico (siglos XIV o XV). Lo que más destaca de esta imagen es el hieratismo mayestático de los ojos, el candor del rostro y la leve expresión risueña, transmitiendo un particular “estado de gracia”. La policromía acentúa el color de las vestiduras (capa rosa sobre túnica de color marrón ceñida por un cíngulo). Sostiene con su mano izquierda un libro de los Evangelios.
El Crucificado del muro testero es de estilo barroco y datado en la segunda mitad del siglo XVII o principios del XVIII. El barroquismo llega bastante tarde a Asturias y pronto es suplantado por otras derivaciones hacia el Rococó y el neoclasicismo, pero de los años que dura se conservan buenos ejemplos servidos por un buen número de escultores que no dejaron su nombre, pero que llenaron de imágenes muchos templos asturianos. Este Cristo está muy deteriorado, le falta la parte del brazo izquierdo y también en el resto de su figura se ve que los xilófagos, la humedad y el tiempo colaboraron en el deterioro.
El Cristo de la sacristía denota mayor antigüedad (siglo XVI-XVII). La anatomía abandona por completo las formas bizantinas, anunciando las del renacimiento, con la recuperación del cuerpo humano y la inspiración en el desnudo clásico. El perizonium es corto, ata con un nudo en la cadera derecha y la corona de espinas está tallada en la misma cabeza. Es un Cristo muerto con la cabeza inclinada sobre el hombro derecho y los brazos en posición horizontal. Está tan deteriorado como el descrito anteriormente.
También en la sacristía, junto a otras imágenes barrocas, localizamos otro Crucificado.
La platería barroca del siglo XVII está representada por cuatro piezas entre las que se cuenta un Cruz Procesional con un relieve de la Asunción en el reverso del cuadrón.
Boiro
En el ático del retablo de la capilla de Santa Lucía, se conserva un pequeño Crucificado:
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En el retablo popular pintado de la capilla de la Virgen de las Nieves, se conserva un Crucificado de pequeño tamaño (no pudimos entrar a hacer la foto).
Cristo en el arte asturiano 